Hay ocasiones en las que no sabes si el destino te jugará una mala pasada. La otra tarde estábamos en la casa tranquilamente cuando se produjo un gran estruendo sin saber de qué se trataba. Un armario colgado de la pared cedió, cayó sobre la lavadora y fue a dar contra la puerta provocando su rotura y una caída espectacular de cristales.
Menos mal que nadie salió accidentado, pero el susto podría haber sido mayúsculo si en ese momento se encuentra alguien en las inmediaciones.
Al rato pusimos la imagen del destrozo en Twitter y en FaceBook y hubo comentarios para todos los gustos: desde quien preguntó si nos encontrábamos bien (la mayoría), hasta quienes en tono jocoso dijeron que no tuviésemos tan limpios los cristales, que por ello choqué con ello; hubo quien se atrevió a sugerir un posible terremoto y quienes nos recomendaron que no cantásemos con tonos tan agudos.
En fin, tanto cuidado con ponernos el cinturón, por no beber alcohol al conducir, por tener precauciones para no tener accidentes y cuando menos te lo esperas te llevas uno de los grandes chascos de tu vida.
¿Quién se anima a contar el accidente que se le quedó marcado en la memoria?
8 comentarios:
Hola Gregorio, cuanto tiempo sin comentarte, nada, ya aprovecho para decirte que espero que estéis bien, jeje, son cosas que pasan y que mejor que echar una risa timidilla porque de haber estado ahí abajo frente a la "bestia"....un saludo.
A los accidentes domésticos no les damos importancia y, en muchos casos, la tienen.
Yo contaré un accidente que no fue propiamente doméstico, aunque indirectamente puede tener relación. De niño, junto a mi casa, ardió una zapatería. Jamás olvidaré la escena del escaparate hinchándose hasta reventar por el humo. Ni a los vecinos del segundo tirándose a la calle por los balcones, sin importarles estar medio desnudos (era de noche) ni las heridas que, al caer, se hicieron. Ni olvidaré el olor...
Imagina si me marcó que en casa, ahora mismo, hay dos detectores de incendios instalados... uno en el salón y otro en la cocina.
Me alegro de que al final lo vuestro, como lo mío, quedara sólo en una anecdota que contar...
Un abrazo.
Una caída de un árbol. No me pasó nada, pero pude haberme roto de tó. Cuídate, que tanto correr para estar sano y depués morir de un lavadorazo no está bonico.
¿y la lavadora se encuentra bien?
pobrica mía.
Un abrazo y eso si que es suerte...
A mi madre le explotó una goma de butano, fue espantoso el estruendo y sus cabellos quemado. Los accidentes domesticos son los peores amigo....
Juanito: me alegro de que pases por aquí. Últimamente la actividad bloguera va cediendo un poco. Pero intentamos que no pase a la inactividad plena. Un abrazo.
Landahlauts: los accidentes domésticos pueden ser peligrosísimos por no estar atentos a los mismos. Gracias por tus disposición a colaborar en tiempo real.
Alberto Granados: jajaja. ¿Qué buscabas en el árbol? Seguro que una fruta prohibida.
JMC: menos mal que la lavadora no sufrió consecuencia alguna. Tuvimos suerte. Abrazos.
Paco Montoro: el butano es uno de los peligros mayores que tenemos en las casas. Cualquier escape puede provocar grandes daños. Esperemos que no nos ocurra. Saludetes.
¡Menudo susto , Gregorio!
Lo importante es que no hubo daños personales en la familia.
Saludos
Trapatroles: no quiero ni imaginarme qué sería un terremoto de esos en los que hay gran destrucción. Un horror. Saludos.
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