(Imagen de "Espacio CAMON")
Ayer, antes de ir al colegio de Abrucena, llevé a mi mujer a su colegio de Abla en el coche. Cuando estábamos en el pueblo, vi que la encargada de la guardería iba caminando hacia su trabajo. Detuve el coche a su altura, bajé la ventanilla y le pregunté:
- Señorita, ¿ha pedido usted un taxi?
- ¡Hombre, ya era hora de que llegara! -me contestó.
Una vez dentro del coche, nos dijo:
- No sabéis la alegría que da cuando te llaman señorita. La última vez que fui a la peluquería a Almería y me llamó señora la peluquera, estuve a punto de coger el cepillo y lanzárselo a la cabeza.
- ¡Uf! Pues a mí la primera vez que me llamaron señora me sentó como un tiro. Yo no entiendo por qué nos llaman señoras -replicó mi mujer.
Los dos minutos de trayecto que transcurrieron camino del colegio y la guardería, estuvieron ambas "mujeres" hablando del mismo tema mientras este, por no incordiar ni meter cizaña, se mantuvo callado como un zorro.
Una vez llegados al final de la carrera, como el taxímetro se me había averiado, se bajaron ambas sin pagarme ni un mísero euro a pesar de mi buen hacer. Se despidieron diciéndome adiós y... en cuanto cerraron las puertas, me despedí como correspondía mientras apretaba el acelerador:
¡Que tengan buen día, señoras!
3 comentarios:
Eso es ser valiente y arriesgado d. Gregorio, ¡si señor!
Salu2
Juasjuasjuas, prudente sí, hasta que ha visto próxima la huída!!! Oportunista, diria yo! :) Y es que, sean señoras o señores, jode un rato, y quien diga lo contrario miente como un bellaco. xD
Juan Carlos: me he comprado una armadura.
Dani: Jajaja. También me sentó mal la primera vez que me llamaron caballero. ¡Si no tengo caballo!
Chelucana: di que sí, puntualizando... ¡Como debe ser! ¡SEÑORA!
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