(Imagen de "ipodvp")
Cada vez es más numeroso el grupo de personas que, a partir de los cincuenta años de edad, decide matricularse en la Universidad para continuar su formación. Es el caso de una amiga mía, que se ha inscrito y está disfrutando de lo lindo por las relaciones personales que se generan, lo divertidas que encuentra las asignaturas y lo bien que asimila los contenidos por la gran motivación que siente.
Hasta aquí, lo normal. Pero, como todo en esta vida, tiene sus ciertos inconvenientes. Su hijo, que estudia bachiller y ha repetido algún que otro curso, encontró la vía para “vengarse” de todo lo que su madre le ha estado reprimiendo hasta ahora. Así, a mi amiga le ocurren estas cosas:
Su hijo le dice:
- Mamá, déjame el ordenador inmediatamente, que tienes que estudiar y estás perdiendo el tiempo con tanto FaceBook. ¡Vaya irresponsabilidad!
Otra de sus perlitas es:
- ¿Has estado esta mañana en clase? ¡Que no me entere yo de que haces novillos!
Pero el colmo de los colmos de este guasón fue cuando le preguntó:
- ¿A qué hora tiene vuestro profesor la tutoría? Es que quiero ir a preguntarle a ver cómo vas.
Al hilo del post de hace unos días, la generación CINCO, cada vez estoy más convencido de que somos unos sufridores y sufridoras.
¡Lo que hay que aguantar!
4 comentarios:
Doy fe de todo lo que dices :)))
Ya te digo, encima de todo tener que aguantar a tú hijo jeje.
Bastante sacrificio haces como para encima esto.
Un saludo Gregorio.
...empiezo Psicología en Enero 2011...a mis cercanos 40 años...loquito?
Puede ser!
Un abrazo desde Hong Kong!
¨XTB¨ Xavi.
unamaruja: Pero, ¡qué arte tiene!
El Lay: estamos en una generación así de dificultosa.
Xavi García: pues no está nada mal la idea. Cualquier edad es buena para estudiar si uno tiene motivación.
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