Pasamos por épocas de crisis: problemas con la familia, con los vecinos, en el trabajo, con los amigos, problemas de salud, inapetencia, estrés, desidia, pocas ganas de entrenar…
La cuesta de enero puede resultar bastante complicada para muchas personas. Lo ven todo de color negro y, con pesimismo, no encuentran salida o remedio a su situación.
Hoy os traigo, por si estáis con los ánimos un poco caídos, un relato que me contó una psicóloga hace algún tiempo y que me resultó bastante interesante:
“Un matrimonio acudió a un prestigioso psicólogo para expresarle su gran problema. Vivían con dos hijos bastante nerviosos que no paraban de molestar, se peleaban constantemente y la convivencia resultaba casi imposible. Estaban cansadísimos de los hijos y no encontraban una solución para poder continuar.
El psicólogo, tras reflexionar un poco, les dijo:
- Este problema lo vamos a solucionar en tan sólo tres semanas. Llamad a tus padres (los de él) y que vayan a vivir con vosotros a casa durante una semana. Volved y seguimos hablando.
A la semana siguiente, volvieron a la consulta desesperados indicando que aquello no había sido una buena idea.
La respuesta fue la siguiente:
- Ahora, llamad a tus padres (los de ella) y que también convivan con todos durante una semana.
Si la semana anterior fue mala, ésta fue aún peor. Los abuelos con sus rarezas, ya entrados en edad, dieron muchísimos problemas. El matrimonio estaba que echaba humo.
Al volver a la consulta, expresaron lo mal que lo habían pasado esta última semana. El consejero les dio una nueva recomendación:
- Ahora, comprad tres perros y los lleváis a la casa.
- ¿Cómo vamos a tener tres perros si vivimos en un modesto piso? –respondió la mujer.
- ¡Confiad en mí y haced lo que os indico!
¿Os imagináis la semana que pasaron con los niños, los 4 abuelos y los 3 perros? Estaban que se subían por las paredes. Cuando regresaron a la cita semanal, el experto les indicó:
- Bien, creo que el problema está solucionado. Llevad a los abuelos a sus casas, regalad los perros a alguien y regresad a vuestra casa.
Aquello que les parecía tres semanas antes un infierno, ahora era un mar de calma y tranquilidad.”
Como conclusión podemos extraer:
Si vives una mala situación, no te alarmes. Podría ser peor.